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domenica 29 novembre 2015

La proxima salida del euro

(...per i lettori italiani dal cervello in mogano (se siamo nell'euro un motivo c'è!): si tratta della traduzione de "L'uscita dall'euro prossima ventura". Thanks to Paolo Agnelli for his translation...)


(...nota: este artículo fue escrito en agosto de 2011. En octubre 2011 el artículo fue traducido en griego (generosamente, pero inútilmente). En novembre 2011 yo publiqué el mismo artículo en mi blog, con estas premisas - en negrita:


Después de 3 meses desde la publicación en el Manifesto de mi artículo acerca de la salida del euro (nota: mientras tanto el Manifesto que se proclama periódico "de izquierdas" ha borrado el artículo de su web aunque generara un tráfico considerable y desde entonces censura sistemáticamente todos los artículos de los economistas críticos con Europa, como ha hecho notar otro importante economista italiano), quisiera volver a proponerlo en mi blog con su titular original (“il teorema della piscina”) y comentarlo brevemente para a ver dónde hemos llegado. El articulo había sido banalizado por muchos (empezando por la redacción) como un manifiesto en favor de las devaluaciones competitivas. Cualquiera que se informe mínimamente sabe que el problema europeo está provocado por las devaluaciones competitivas… ¡pero de Alemania, no de Italia! La intención del artículo no era si quiera el de “prever” el final del euro, porque no había y no hay nada que prever. Cualquiera que se informe mínimamente sabe bien que acerca de la insostenibilidad del euro se han pronunciado los máximos economistas del mundo. Y, además, todos lo pueden ver. No hace falta prever, basta ver.

Mi intervención proponía sin embargo un análisis político, un análisis que me parece que se está demostrando correcta cada vez más, y que políticos y periodistas no me parecían y no me parecen capacitados para llevar a cabo, por motivos cada vez más evidentes. Este análisis se puede resumir en pocos puntos:
  1. Revindicando el euro la izquierda italiana se ha suicidado políticamente, porque el euro es el culmen de dos proyectos no exactamente de izquierda: el proyecto imperial de Alemania, y el proyecto para disciplinar los sindicatos a través del vínculo externo, amado por las clases dominantes de los países periféricos.
  2. La ideología del vínculo externo, además, era intrínsecamente de derechas porque no reconocía, en manera paternalista, el derecho de los ciudadanos de orientar las decisiones económica de su propio país, delegándolo en instancias tecnocráticas vendidas por independientes, y se basaba en un amplio proyecto de desinformación, orientado a esconder los costes económicos del euro ampliamente documentados por la literatura económica; la Realpolitik sugería sin embargo a la izquierda de adherir a esta ideología de derechas, que era la única que le diera alguna esperanza de acceder de vez en cuando a la sala de mando.
  3. Siguiendo con la defensa del euro, para evitar una desagradable autocritica, la izquierda se expone al riesgo de ser adelantada por la izquierda. Es decir, dejará en manos de la derecha más vulgar y nacionalistas (desde la Lega hacia abajo) un argumento verdadero e incontestable. Y entonces la situación se volverá difícilmente reversible.
Este análisis político ha sido comprendido por muchos pero ha encontrado también una serie de críticas previsibles, tal vez porque también los periodistas quieren hablar de economía (sin saber mucho de ello), pero no soportan que quien conoce las dinámicas económicas de la sociedad se atreva a sacar concusiones políticas. Desafortunadamente (para ellos pero sobre todo para nosotros) todo lo que había previsto en el artículo ha ocurrido. Lo subrayo, volviendo a leerlo con vosotros, no por vanidad (es verdad que nuestra profesión nos deja pocas satisfacciones más, aparte de actuar como unas Cassandras, pero aquí había poco que prever: es algo ya visto). Insisto sobre este punto porque juntos podamos reflexionar acerca de qué hacer para evitar el suicidio total de las fuerzas progresistas de nuestro país. Os recuerdo que el artículo ha sido enviado a la redacción el 8 de agosto 2011 y publicado el 23 de agosto 2011. Os recuerdo también que ha sido el artículo de la bitácora “La Rotta d’Europa” que más ha sido referenciado en Google (47800 hits).

Quiero finalmente subrayar que no dejo de reconocer a nadie, y mucho menos a un periodista, el derecho a expresar igualmente sus opiniones, por desinformadas que sean. Quiero sin embargo hacer hincapié en el hecho de que expresarse en manera desinformada durante una crisis económica es equivalente a hacerlo durante una epidemia, durante una catástrofe nuclear, en resumen, durante un evento en el cual quién no coopera para el prevalecer de la racionalidad se asume una responsabilidad muy grave. En especial manera, la desinformación acerca de temas económicos en esta fase de crisis económica y política es una operación intrínsecamente antidemocrática, porque capaz de influir sobre la libre elección de los electores y porque existe el riesgo de propugnar opciones que nos pueden llevar a resultados nacionalistas y autoritarios. Por esta defensa por mi parte de la racionalidad técnica de la economía me han tachado de maestra “sabelotodo” que se enroca en su saber técnico y emite sentencias desde su torre de marfil. Juzgad vosotros mismos.


Aquí el artículo: todo lo que se preveía en sus líneas se ha vuelto realidad: desde la sustitución forzosa de Berlusconi por un gobierno técnico, al fracaso de ese mismo gobierno técnico, al crecimiento de partidos de derecha, a la compresión de los derechos de los trabajadores, al fracaso del modelo alemàn. Todo menos una cosa: el final del euro. Pero esto también llegará...)





El teorema de la piscina.
Hace un año, conversando con Arisitide, preguntaba porque la izquierda revindicaba tan orgullosamente la paternidad del euro. ¿No veía que esto iba totalmente en contra de los intereses de su electorado? Una pregunta parecida a la de Rossanda. Arisitde, economista de izquierda, me dejó helado: “querido Alberto, los costes del euro, como dices, son conocidos, todos los manuales los enseñan. Nuestros políticos ya los observaban pero no podían explicarlos a sus electores: si éstos últimos hubieran podido confrontar costes y beneficios nunca habrían aceptado el euro. Escondiendo a los electores hemos podido actuar, poniéndoles en un punto muerto del cual no podrán salir de otra forma sino que decidiendo de hacer lo correcto, es decir de seguir hacia la total unión, fiscal y política de Europa. En resumen: “el pueblo no sabe cuál es su interés: por suerte desde la izquierda lo sabemos y lo haremos en contra de su voluntad”. O sea: sé que no sabes nadar y que si te tiro a la piscina te ahogarás, a no ser que tú no “decida libremente” de hacer lo correcto: aprender a nadar. Decisión que tomarás después de un debate leal, por el cual te habré ganado la espalda y te empujo al agua. ¡Bonita idea de democracia en un intelectual de izquierdas! Este terrible paternalismo puede parecer más propio de un democristiano, pero no debería serlo. “Bello è di un regno come che sia l’acquisto”, dice el Rey Desiderio. El católico Prodi el Adelchi lo ha leído solo hasta aquí. Siguiendo, habría visto que para el católico Manzoni la Realpolitik termina en tragedia: el fin no justifica los medios. La némesis está en la convicción de que “más Europa” solucione los problemas: un argumento cuya futilidad no puede apreciarse sin antes analizar la real naturaleza de las tensiones actuales.

La deuda pública no tiene nada que ver
Deja boquiabierta la unanimidad con la cual derecha e izquierda siguen concentrándose en la deuda pública. Que lo haga la derecha no tiene que extrañar: el contrataque ideológico a la intervención del Estado en la economía es el fulcro de la “contrarreforma” después de la caída del muro. Esto Rossanda lo tiene claro. Le recuerdo que ningún economista ha afirmado, antes del Tratado de Maastrcht, que la sostenibilidad de una unión monetaria requiera el respecto de umbrales sobre la deuda pública (el 60% de la que ella habla). El debate acerca de la “convergencia fiscal” ha nacido después de Maastricht, confirmando que dicho umbrales son insensatas. Maastricht es un manifiesto ideológico: menos Estado (ergo más mercado). Pero, ¿Por qué aquí (es decir en la izquierda) nadie pone Maastricht en entredicho? Esto Rossanda no lo percibe y no se lo pregunta. Si el problema fuera la deuda pública, desde 2008 la crisis hubiese golpeado primero la Grecia (deuda al 110% del PIB), luego Italia (106%), Belgica (89%), Francia (67%) y Alemania (66%). Los demás países de la zona Euro tenían deudas públicas inferiores. Pero la crisis ha explotado antes en Irlanda (deuda pública la 44% del PIB) y España (40%), Portugal (65%) y solo después Grecia e Italia. ¿Qué es lo que tienen en común dichos países? No la deuda pública (baja en los primeros, muy alta en los últimos), sino la inflación. Ya en 2006 la BCE avisaba que en Portugal, Irlanda, Gracia y España la inflación no estaba alineándose hacia la de los países “virtuosos”. I PIGS eran un club aparte, distinto del club del Marco (Alemania, Francia, Bélgica, etc.), y esto sí era un problema: los economistas saben hace tiempo que tasas de inflación no uniformes en una unión monetaria conducen a crisis de deuda exterior (prevalentemente privada).

Inflación y deuda exterior
Si en X los precios crecen más rápido que en sus socios, X exporta cada vez menos, e importa cada vez más, yendo hacía un déficit de balanza de pagos. La divisa de X, necesaria para adquirir los bienes de X está menos demandada y su precio baja, es decir X devlúa: de tal manera sus bienes se vuelven convenientes y el desequilibrio se alivia. Efectos iguales y contrarios se producen en los países en superávit, cuya divisa se vuelve escasa y se aprecia. Pero si X está atado a sus socios por medio de una unión monetaria, el precio de la divisa no puede restablecer el equilibrio externo, y por tanto hay 2 soluciones: o X crea deflación, o sus socios en superávit crean inflación. En la visión keynesiana los 2 mecanismos son complementarios: hay que acercarse porque superávit y déficit son las 2 caras de la misma medalla (no puedes encontrarte en superávit si nadie se encuentra en déficit). A los recortes del país en déficit tiene que acompañarse una expansión de la demanda en los países en surplus. Sin embargo la visión prevalente es asimétrica: la única inflación buena es la nula, los países en superávit son “buenos”, y son los “malos” en déficit a tener que recurrir a la deflación, convergiendo hacía los buenos ¿Y si, como los PIGS, no lo consiguen? Los ingresos por exportaciones disminuyen y se contraen deudas con el exterior para financiar las importaciones. Los países con inflación mayor son también lo que han acumulado más deuda exterior desde 1999 hasta 2007: Grecia (+78% del PIB), Portugal (+67%), Irlanda (+65%) y España (+62%), Creciendo la deuda crecen los intereses, y nos adentramos en la gran espiral: mayor endeudamiento con el exterior para pagar los intereses en el exterior, crece el spread y arranca la crisis.

El Fantasma del 1992
¿E Italia? Dice Rossanda: “nuestro endeudamiento es sobre todo hacia nosotros”. Ya no es verdad. ¿De verdad creéis que a los mercados interesa con quien se acuesta Berlusconi?¿Pensáis que se preocupan porque la deuda pública es “alta”? Pero si nuestra deuda pública está por encima del 100% desde hace 20 años y nuestro gobiernos, aunque menos folclóricos, han sido a menudo más instables. Eso no es lo que preocupa a los mercados: lo que les preocupa es que hoy, como en 1992, nuestra deuda exterior es cada vez mayor, y este aumento, al igual que en 1992, impulsado por mayores pagos de intereses sobre la deuda exterior, que es en gran parte de la deuda privada, contratada por los hogares y las empresas (65 % de los pasivos externos de Italia proceden de fuentes privadas).

¿Cui Prodest?
Empapada en la asimetría mercantilista ideológica (los "buenos" no deberían cooperar) y monetarista (inflación cero), la decisión política de privar al instrumento de cambio se convierte en un instrumento de la lucha de clases. Si se fija el tipo de cambio, la carga de la arreglar la situación se revierte en los precios de los bienes, que pueden disminuir o reduciéndose los costes (el de trabajo, ya que la materia prima está más allá de nuestro control) o incrementándose la productividad. Precariedad laboral y reducciones de los salarios están a la vuelta de la esquina. La izquierda quiere el euro, pero que no quiere a Marchionne me resulta penosa. Si no se realiza una deflación se acumula de deuda exterior, hasta la crisis, a raíz de la cual el Estado, para evitar el colapso de los bancos, asumirá las deudas contraídas por desequilibrios exteriores, convirtiéndolos en deuda pública. A la privatización de las ganancias hace acto seguido la nacionalización de las pérdidas, con la ventaja de poder culpar a posteriori los presupuestos públicos. No se puede elegir entre realizar la deflación o no, sino entre hacerlo ahora o no. Una elección restringida, pero sólo porque la cerrazón ideológica impone poner al centro de la atención el síntoma (los desequilibrios públicos, que sólo pueden corregirse por medio de recortes), en lugar de la causa (los desequilibrios exteriores, que podrían corregirse mediante la cooperación). Pregunta Rossanda "¿ha habido algún error?" La respuesta es la que se da ella misma: no, no ha habido ningún error. El objetivo que se quería lograr, es decir, la "disciplina" de los trabajadores, se ha alcanzado: no será "de izquierdas", pero si se quiere seguir llamando a un gobierno "técnico" liderado por los cristiano-demócratas, "de izquierda" allá vosotros. Dice el manual Acocella: el "cambio fuerte (del euro)" sirve a disciplinar sindicatos.

¿Más Europa?
Según la teoría económica, una unión monetaria puede aguantar sin trasladar tensiones a los salarios si los países se integran fiscalmente, ya que esto facilita la transferencia de recursos de los que están expansión a los que están en recesión. Una "solución aguas abajo”, que alivia los síntomas sin tratar la causa (los desequilibrios exteriores). Es el famoso "más Europa". Un ejemplo: se celebra este año el 150 aniversario de la unión monetaria, la política fiscal y de nuestro país. "Más Italia" hemos tenido, ¿no os parece? Pero 150 años después, la convergencia de precios entre regiones no se ha completado, y el Sur tiene una deuda exterior estructural superior al 15% de su PIB, es decir, sobrevive mediante la importación de capital del resto del mundo (pero, efectivamente, del resto de Italia). Después de cincuenta años de integración fiscal en una Italia (monetariamente) unida tenemos las “camisas verdes” en Padania: bastarían diez años de integración fiscal en la zona euro, tal vez con golpes de eurobonos, para volver a tener las “camisas pardas” en Alemania. La integración fiscal no es políticamente sostenible porque nadie quiere pagar por otros, especialmente cuando los medios de comunicación, esclavos ideológicos de la asimetría, te bombardean con el mensaje de que los demás son perezosos, improductivos, que "es su culpa". Que sean griegos, turcos o Judios, ya sabemos cómo va a acabar cuando la culpa es de los demás.

Deutschland über alles
Las soluciones "aguas abajo" de los desequilibrios exteriores son políticamente insostenibles, pero también lo son las de tipo "aguas arriba". Vivir con el euro requeriría la salida de la asimetría ideológica mercantilista. Debería haber incentivos simétricos para la vuelta al equilibrio de los que alejaron del umbral superior o inferior de un objetivo de inflación. La coordinación de la que habla Rossanda debería construirse alrededor de este objetivo. Pero el peso de los países "virtuosos" impedirá eso. Debido a que el euro es el resultado de dos procesos históricos. Rossanda ve el primero (el contraataque del capital para recuperarse del revés sufrido por el New Deal posbélico), pero el segundo: la secular lucha de Alemania para dotarse de unos mercados para dar salida a sus productos. Hay cierto deleite (en la izquierda como en la derecha) con el éxito de Alemania, la "locomotora" de Europa, que crece mediante la interceptación de la demanda de los países emergentes. ¿Pero qué dicen los datos? De 1999 a 2007, el superávit de Alemania se elevó a 239 millones de dólares, de los cuales 156 están logrados en Europa, mientras que la balanza comercial con China empeoró en 20 mil millones (de un déficit de -4 a uno de -24). Los periódicos dicen de Alemania que exporta hacia Oriente y al hacerlo nos apoya con su crecimiento. Los datos dicen lo contrario. La demanda de los países europeos, drogada por el tipo de cambio fijo, sustenta el crecimiento alemán. Y Alemania no renunciará a la asimetría por la cual está ganando peso. ¿Pero porque los gobiernos "periféricos" se han hecho engatusar por Alemania? Dice el manual de Gandolfo: la moneda única favorece una "ilusión de la política económica" que permite a los gobiernos perseguir objetivos políticamente inasumibles, arreglándosela diciendo que son impuestas por instancias de orden superior (¿cuántas veces hemos escuchado "Europa nos pide ..."?). El fin (de la lucha de clases a la inversa) justificaba los medios (el anclaje a Alemania).

La devaluación te vuelve ciego
Es una película ya vista. ¿Os acordáis del SME "creíble"? De 1987 a 1991, los tipos de cambios europeos se mantuvieron fijos. En Italia la inflación subió del 4,7% al 6,2%, con los precios del petróleo cayendo (pero ¿los cambios fijos no tenían la inflación bajo control?). Alemania viajaba en un promedio de 2%. La competitividad italiana disminuía, la deuda exterior aumentaba, y después de la recesión en Estados Unidos de 1991 Italia tuvo que devaluar. ¡Devaluación! Intentar decir esta palabra a un intelectual de izquierda. Enrojecerá enojado de virginal vergüenza. No es su culpa. Durante décadas, le bombardean con el mensaje de que la devaluación es algo feo que provoca un alivio temporal estéril y daños terribles a largo plazo. No es de extrañar que un sistema liderado por Alemania se rige por el principio de Goebbels: es suficiente con repetir una mentira para que ésta se convierta en verdad. Pero ¿qué pasó después de 1992? La inflación se redujo de medio punto en el 93 y de otro medio en el 94. La relación deuda exterior/PIB se redujo a la mitad en cinco años (desde -12 hasta -6 puntos del PIB). La factura energética mejoró (de -1,1 a -1,0 puntos). Después de un choque inicial, Italia creció a un promedio del 2% desde 1994 hasta 2001. La lección sobre el daño de la devaluación (genera inflación, reporta sólo un alivio temporal, no nos la podemos permitir porque importamos el petróleo) es falsa.

¿Irreversible?
Pero todo esto Rossanda no lo sabe. Sabe que la devaluación no sería decisiva, y los procedimientos de salida no está previstos, así que... ¿Y qué? ¿Es realmente Rossanda tan ingenua como para no ver que el argumento de la falta de procedimientos de salida es sólo un recurso retórico, cuyo propósito es consolidar en la opinión pública la idea de una irreversibilidad "natural" o "técnica" de lo que básicamente es una elección humana y política (y, como tal, reversible)? Por supuesto que la devaluación haría más onerosa la deuda definida en moneda extranjera. Pero llevaría desde una situación de la deuda exterior a una situación de superávit exterior, produciendo los recursos suficientes para pagar las deudas, como en 1992. Si no fuera así, cabría la posibilidad de impago. ¿Prodi quiere hacer pagar una parte de la cuenta a los "grandes inversores institucionales"? Bien: la forma más directa de hacerlo no es emitiendo eurobonos para "socializar" las pérdidas en beneficio de Alemania (con el peligro de una vuelta de “las camisas pardas”), sino declarar, en su caso, el default, como hicieron muchos países que no por ello se han vistos eliminados de la geografía económica. Ya ha ocurrido antes y volverá a ocurrir. "Los mercados nos castigarán, vamos a terminar aplastados". Otra idiotez. Durante décadas, Italia ha crecido sin recurrir al ahorro exterior. Es el euro, que, aplastando los ingresos y los ahorros de los hogares, obligó al país a pedir prestado del extranjero. El ahorro nacional bruto, estables en torno al 21% desde 1980 hasta 1999, ha disminuido constantemente desde entonces para llegar el 16% de los ingresos. En el mismo período, los pasivos financieros de los hogares se han duplicado, del 40% al 80%. Eliminemos el euro, e Italia necesitará menos a los mercados, mientras que los mercados seguirán necesitando los 60 millones de consumidores italianos.

No haga la izquierda lo que hace la derecha
Del euro saldremos, porque al final Alemania va a cortar la rama sobre la cual está sentada. Toca a la izquierda darse cuenta y gestionar este proceso, en lugar de acabar hecha añicos. Yo no estoy hablando de las próximas elecciones. Berlusconi se irá: diez años de euro han creado una tensión tal que la carnicería social ahora tiene que trabajar a pleno rendimiento. Y las salpicaduras de sangre se notan menos en un delantal rojo. Una vez más se le concederá a la izquierda de la Realpolitik manejar la situación, porque hay otra ilusión de la política económica, la que hace que las políticas de derechas se vean más aceptables si quien las implementa dice que ser de izquierdas. Pero los votantes están comenzando a darse cuenta de que la carnicería social se puede terminar con la salida del euro. Estimada Rossanda, los trabajadores no están "trastornados", como dice Usted: sólo están entendiendo. "El pecado y la vergüenza no permanecen ocultos", dice el espíritu malo de Gretchen. Así que, después de veinte años de Realpolitik, a navegar en aguas revueltas se encuentran los políticos de izquierda, atrapados entre la necesidad de presentar sus respetos a la Finanza, y de justificar a su electorado una elección fascista, no solo por sus consecuencias de clase, sino también por el paternalismo con el que se impuso. Se exponen a las incursiones de Marine Le Pen y similares, que están apareciendo en los países de comprobada trayectoria democrática, y pronto lo harán aquí. Porque las políticas de derechas, en el largo plazo sólo beneficiarán a la derecha. Pero me doy cuenta de que en un país donde con solo una legislatura es suficiente ganar una jubilación dorada, el largo plazo no puede ser un problema de los políticos de derechas y de izquierdas. Eso explica tanta unanimidad.



(...a few words in the European koiné. As you may see, everything was clear in 2011. Meanwhile, four countries: Spain, Greece, Portugal and Italy have been crushed by austerity policies, those policies that were the right answer to the wrong question, as I explain here, but had told as early as November 2011. This was made possible by the ideological support provided by economists funded by the banking system and the European institutions (an example here), and hence operating in a - concealed - conflict of interests. The economists that supported austerity policies are morally, and in some cases also politically, responsible for the suffering of so many human beings. They did not behave according to professional standards, because, as I have many times explained to my Italian readers, their position in the public debate was at odd with the scientific literature, including their own contributions, on the topic of monetary unions viability. Their only purpose was to defend the vested interests that provided resources to their think tanks. May God forgive them. As for us, I suggest to be extremely careful in accepting and interpreting their late conversions and analyses. What the experience shows us is that those people tell only what their allowed to tell. If they expose now the criticisms to the Eurozone that were known since the very beginning, the conclusion we must reach is that the vested interests they defend are now for tactical reasons ready to give some way, in order to keep alive the most irrational and inhuman political regime ever conceived: the European Union. My guess is that these distinguished colleagues will propose some Eurobond programme, because Germany is now afraid that without some concession, the European countries would recover their freedom. Be extremely careful in accepting such compromises. They come from a country - Germany - that is panicking, because its imperialistic and mercantilistic strategy has put it in the way of the US and China, and from elites - my "distinguished colleagues" - that have discredited themselves by lying for years, as well as by censoring the correct analyses that a few colleagues had produced at the right time...)

giovedì 5 novembre 2015

El milagro español

(...ringrazio Paolo Agnelli per la traduzione. La versione italiana di questo post, scritto il 13 agosto 2014, è qui...)



Mientras escribía fugazmente un tal libro que un tal día iréis leyendo si apetece, y mientras trabajaba blandamente en un cierto código RATS que me ha pasado uno que se pasaba por allí (exactamente) con el fin de escribir un artículo che sin embargo nunca vais a leer (a no ser que os interesen los VECM), me ha topado con unos datos que me han inducido a cambiar de opinión. Como bien sabéis, una de las características más reseñables de mi adorable carácter es la de pegarme de inmediato a la realidad de los hechos, toda vez que esa misma realidad, como a menudo ocurre, se presta a impartirme una lección de humildad desmintiendo mis previsiones. ¡Ah! ¡Cuántas de mis previsiones han sido desmentidas en los últimos tres años! Esto me ha convertido en mejor persona, más humilde, más serena a la hora de aceptar el responso de los datos.

Entonces: ya sabéis de aquellos informadores que nos advierten en Italia deberíamos seguir el ejemplo de España que ha llevado a cabo reformas (¿?), recortes (¿?), y ha vuelto a crecer (¿?).
Sí, hablamos de Fubini e Barbera. Yo me conocía otra historia, que me habían contado Antoni Soy y confirmada por Guntram Wolff. No obstante, queriendo ser escrupuloso, me he ido a consultar a ver los datos.

El razonamiento que he hecho ha sido simple: si, como afirman los respetados Fubini y Barbera (desmintiendo Soy y Wolff), han sido las reformas en obrar el milagro, entonces la recuperación española se acompañará de un incremento de la productividad del trabajo ya que las reformas (¿?) no se hacen para dar una patada en el culo de los trabajadores cuando estos reclaman sus ganancias de productividad, pidiendo una retribución digna, que les permita subsistir por sus propios medios, sin tener que recurrir al crédito de los mercados financieros privados buenos y santos, que nunca se equivocan...¡Oh no claro que no! ¡Quién se atreve a pensar una maldad de este estilo! ¡Cree el ladrón que todos son de su condición! Las reformas (¿?) se hacen, en el interés de los susodichos trabajadores para hacerles más productivos, de manera que por la tarde volviendo a casa, puedan mirarse al espejo y decirse: "estoy satisfecho conmigo mismo, hoy he sido más productivo". Y sin embargo por alguna razón, como ocurre de vez en cuando, se le ocurra pasarse una soga alrededor del cuello y colgarse de un árbol, en vez del banal y vetusto "pido perdón" podrán dejar para la posteridad la conocida frase de Leonardo da Vinci: "tal y como una jornada bien aprovechada hace dormir bien, así una vida aprovechada da buena muerte".

Ah, las reformas (¿?)!

Así que, siendo escéptico (ya sabéis que le tengo injustamente manía a los periodistas), me fui a ver las series de la productividad que por alguna razón he querido actualizar en una hoja Excel desde 2010 a 2013. Y vaya...he tenido que recular!



Pedazo de subidón que ha pegado la productividad española en los últimos años. Y el “sudden stop” de la mitad de los 90? Bueno, de ese hablamos otra vez. Pero esta vez no hay nada que hacer: tienen razón los periodistas. Pido perdón a todos ellos. Ah, vaya lección de humildad. Ayer traté así de mal a Barbera, hace unos días casi me peleo con Carlo Alberto (que es compañero mío, solo es un humilde y áspero economista), y sin embargo tenían razón ellos: las reformas (¿?) son importantes, lo que implícitamente subsume que en una crisis de demanda sea importante la dimensión micro (esto en favor de Alberto.




Entonces la gráfica que todos hemos visto a soporte de uno de las solitas obras maestras de “Arte Povera” de nuestro amigo Fubini, aparecido en “La Repubblica” del 10 de Agosto, titulado “Recortes, trabajo más flexible y ayudas, con las reformas sugeridas por la UE, España ha vuelto a crecer”. Esta gráfica:








¡La gráfica era sustancialmente correcta (a excepción de la ligera imprecisión en el eje de las abscisas)! Y yo a calumniarle. Me avergüenzo de mí mismo, y le pediré personalmente perdón. Fubini es un gran periodista, una persona que sabe separar los hechos de las opiniones. La productividad en España ha crecido y ese es un hecho. Entonces ahora una cosa me roe por dentro, tengo que encontrar la manera de pedir perdón. Pero por lo menos me he quitado de una buena: ahora solo tengo que preocuparme por nosotros los italianos y no más por mis amigos españoles. ¿Porque Antoni y Alberto se quejan mucho entonces? Pero bueno, se sabe que estos del sur Europa siempre se hacen las víctimas.

Luego sin embargo (mi profesionalidad me carcomía por dentro), un detalle me llama la atención. Cáspita! Según la gráfica, tanto la mía como la de nuestro amigo, durante la crisis el índice de productividad ha subido en un 15% aproximadamente, más o menos desde el 2008 hasta hoy (bueno ayer, ya que la gráfica se acaba en el 2013). Pero, ¿la productividad cómo se mide? Ya…Se mide en PIB por horas trabajadas. Vaya, así que si las horas trabajadas se hubiesen quedado más o menos las mismas, entonces el mismo PIB crecería paralelamente en un 15%, ¿verdad? Correcto: si el trabajador es más productivo pero trabaja el mismo tiempo, entonces esto significa que el PIB aumenta proporcionalmente con el crecimiento de la productividad.

Bien.

¿Pero en España el PIB entre 2008 y 2013 en cuánto se ha incrementado? Bueno, del -6%, así en bruto. Entonces, ¿qué es lo que ha pasado?

Eso mismo:








¡Vaya qué bajón! Mira que es raro: tanto se ha incrementado la productividad como han disminuido las horas trabajadas. Entonces es verdad que las reformas (¿?) obran los milagros. Mirar: los españoles se han vuelto más productivos, así que van a la empresa, trabajan menos, producen más y lo demás es todo tapas y movida!

Trabajar menos, trabajar todos: ellos lo han conseguido, gracias a las reformas (¿?).

Verdad que ha pasado esto?

Bueno para averiguarlo, es suficiente consultar las horas trabajadas medias por cada trabajador. Seguramente habrán disminuido: trabajar mejor, trabajar menos gracias a las reformas dictadas por la (profesora) UE que le gusta mucho a Fubini.

Eso es:








Pero no. Pero esto no nos tiene que sorprender: sabemos que Fubini significa garantía. Tanto nomini, nullum par elogium.

Y la moraleja de todo esto cuál es? Pues que si desde el comienzo de la crisis las horas trabajadas han disminuidos pero cada trabajador curra más o menos las mismas horas, entonces hay muchos menos trabajadores ocupados. Esto ya lo hemos visto:





Así que el secreto de la productividad española no es “trabajar menos y mejor, trabajar todos”! Sino que es trabajar unos pocos, trabajar mucho (y a callar porque fuera hay cola para hacerlo). Quién sabe cuántas horas extras sin pagar hay en ese bonito aumento de la productividad, que no es un incremento del numerador (el PIB) sino una disminución del denominador (las horas trabajadas y por ende las personas con trabajo, manteniendo estable el horario).


Eso.

Solo un desconsolado comentario más: si un periodista afirmara que tomando dioxina se adelgazara (cosa que es sin duda certera: no hay régimen más eficaz que un cáncer), ¿alguien le diría algo? Porque esto es lo mismo, en la ciencia médica, de algunos análisis acerca del milagro español en la ciencia económica, ciencia que existe y habría que respetarla (o se tomará el respeto por si misma: da igual lo que diga Klaus Davi, nadie está a salvo de la crisis…).